mictter reviewed Castillos de fuego by Ignacio Martínez de Pisón
Para leer con el Google Maps a mano
2 stars
Una extensa novela que dibuja un fresco de los primeros años de la posguerra: vencedores sacando tajada, derrotados intentando borrar su pasado o de buscar la revancha, casi todos tratando de sobrevivir en la época del estraperlo y las cartillas de racionamiento.
La reconstrucción (por llamarlo de alguna manera) de una sociedad tras una catástrofe tan completa como fue la guerra civil española me parece un tema apasionante: cuando casi todo está patas arriba es el momento de buscar sitio, de medrar, ideal para quien no tenga el más mínimo escrúpulo. Así son algunos de los personajes de “Castillos de fuego”; al otro lado están los represaliados, que ni siquiera tienen la oportunidad de reconstruir sus vidas.
Además de ese contexto tan interesante “Castillos de fuego” tiene un ritmo narrativo ágil, va yuxtaponiendo escenas en las que aparecen multitud de personajes que representan las distintas categorías (vencedor, vencido, víctima, etc). …
Una extensa novela que dibuja un fresco de los primeros años de la posguerra: vencedores sacando tajada, derrotados intentando borrar su pasado o de buscar la revancha, casi todos tratando de sobrevivir en la época del estraperlo y las cartillas de racionamiento.
La reconstrucción (por llamarlo de alguna manera) de una sociedad tras una catástrofe tan completa como fue la guerra civil española me parece un tema apasionante: cuando casi todo está patas arriba es el momento de buscar sitio, de medrar, ideal para quien no tenga el más mínimo escrúpulo. Así son algunos de los personajes de “Castillos de fuego”; al otro lado están los represaliados, que ni siquiera tienen la oportunidad de reconstruir sus vidas.
Además de ese contexto tan interesante “Castillos de fuego” tiene un ritmo narrativo ágil, va yuxtaponiendo escenas en las que aparecen multitud de personajes que representan las distintas categorías (vencedor, vencido, víctima, etc). Y ahí está la mayor debilidad de la novela: a pesar de sus 700 páginas, no llega a dedicar el tiempo suficiente a ninguno de ellos por lo que se quedan en esbozo, por no decir arquetipo. Me habría encantado que hubiera descartado las tres cuartas partes y se hubiera centrado en alguno de ellos, como el falangista de primera hora que tras pasar un par de años robando al por mayor se preocupa al no obtener ninguna sinecura permanente; o al comunista reconvertido en feroz comisario de la Político-Social, o al catedrático de universidad depurado simplemente porque alguien quería su puesto. Una pena.
También se nota algo de descuido en los detalles: le habría venido bien un editor con mano dura.
Casi toda la novela transcurre en Madrid, con constantes idas y venidas narradas sin privarse de mencionar el nombre de una sola calle por la que circulen los personajes. Además de agotador, ¿qué gana el lector con eso? Menos mal que hoy en día todos tenemos el Google Maps a mano, aunque sigue sin ser suficiente: ¿por qué, en vez de escribir “recorrieron tres manzanas por un barrio acomodado”, tiene que soltar un listado de calles e intersecciones que sólo le dicen algo a quien conozca muy bien Madrid?